El jefe Diego y la TV
El pozo de los deseos reprimidos
Álvaro Cueva
Diego Fernández de Cevallos jamás imaginó que se convertiría en la nueva Paulette, pero así es. El sábado a mediodía estalló la bomba y, desde entonces, México no ha parado de opinar.
¿Dónde está Diego? (como la telenovela chilena “¿Dónde está Elisa”?) ¿Qué le hicieron? ¿Quién fue?
Más allá del tamaño de personaje, todo está lo suficientemente enredado como para que el público se “divierta”. Aquí va a haber material para muchas semanas. Prepárese.
Para sorpresa de todos, FOROtv fue el primer medio tradicional en transmitir el dato ese 15 de mayo a las 13:35.
Poco a poco todo el mundo difundió la noticia hasta las 22:00 en que Televisa (El Canal de las Estrellas) y TV Azteca (Azteca 13) coronaron su programación con tremendos programas especiales conducidos por Joaquín López Dóriga y Javier Alatorre, respectivamente.
¿Qué es lo que tendríamos que destacar a nivel coberturas? Que muchas personas en Twitter y Facebook festejaron la desaparición de don Diego como si se tratara de algo hermoso, que Cadenatres interrumpió su programación para dar la nota y que todas las semblanzas que se transmitieron fueron en tiempo pasado.
No sólo las redes sociales dieron por hecho la muerte del señor Fernández de Cevallos. Las semblanzas fueron exactamente en el mismo sentido.
¿Y qué me dice de lo que pasó en la televisión por Internet y en la radio con cámaras?
Excelente trabajo el del videopodcast de Javier Solórzano en YouTube. El señor no sólo habló sin pelos en la lengua, nos regaló un análisis político en cuestión de minutos.
Lolita de la Vega, por su parte, en Telefórmula, se atrevió a hacer lo que nadie más hizo: habló de la novia del Jefe Diego, de Vicente Fox y de lo que nada más a ella le dijo Martha Sahagún.
Tengo que destacar esto porque en ese fenómeno televisivo hubo cosas muy extrañas:
¿Por qué en esta ocasión las grandes televisoras como Televisa y TV Azteca sí reaccionaron y en otras, como cuando el terremoto en Mexicali, no? ¿Por qué?
¿Qué los hizo mover su gran aparato técnico y humano? ¿Qué los llevó a gastar en la producción de programas especiales en horario estelar?
¿Fue porque realmente Diego Fernández de Cevallos es prioridad nacional, porque consideraron que aquí había un buen negocio o porque alguien se los pidió?
¿Cómo fue que FOROtv, que jamás está donde tiene que estar, le ganó la nota a todo el mundo? ¿Cómo fue que a Televisa y TV Azteca se les ocurrió hacer lo mismo, a la misma hora?
Sí está de pensarse, ¿no? ¿Hubiera sido igual si se hubiera tratado de otro político o de algún personaje de algún otro partido?
No, pero espérese, la cosa se complica todavía más si analizamos con detenimiento los programas especiales de ambas mega-televisoras.
¿Por qué? Porque no fueron los típicos cortes informativos que se dan cuando ocurre una desgracia nacional. Fueron demasiado prudentes, como si alguien los hubiera diseñado con cuidado excepcional.
Cuando alguien desaparece, es secuestrado o asesinado, lo primero que sale en la televisión, sin importar la hora, es el vehículo en el que andaba, un acercamiento a las manchas de sangre y se dice barbaridad y media.
Y las cámaras van con la familia, y la acosan, y los reporteros no se tocan el corazón para preguntar cuestiones delicadas, y los familiares responden, y la gente saca sus conclusiones, y los especialistas (y los no especialistas) opinan. ¡Acuérdese de lo que acabamos de vivir con la hija de Alex Lora!
Con Diego Fernández de Cevallos vimos algo diferente. Todas las imágenes que se transmitieron, al menos hasta la noche del sábado, eran de policías trabajando, de perros rastreando la zona, de patrullas, de zonas acordonadas.
Así como Televisa estuvo más preocupada por insistir en que FOROtv había sido el primer medio en dar la nota, casualmente, todas las imágenes que salieron al aire estuvieron enfocadas a mostrar la calidad, la cantidad y el profesionalismo de nuestras autoridades.
Por supuesto, hasta ese momento, nadie entrevistó a la familia, nadie molestó a nadie y se insistió en que la única fuente era e iba a ser la PGR.
Si así se comportara siempre nuestra televisión, no habría noticiarios. ¿O usted qué opina?
Diferencias en los especiales de Televisa y TV Azteca: Noticieros Televisa transmitió cinco minutos más, hizo enlaces telefónicos con César Nava y Cuauhtémoc Cárdenas, y remató informando que el único priísta que había manifestado su consternación había sido Enrique Peña Nieto.
Fuerza Informativa Azteca entrevistó al vocero de la PGR, se preocupó por preguntar por los hijos de don Diego, por ubicar al público en el lugar donde ocurrieron los hechos y fue crítica en su semblanza del señor Fernández de Cevallos.
En resumen, Paulette ya encontró sustituto. Se llama Diego Fernández de Cevallos y va a ser nota por mucho tiempo. ¿A poco no?.
acueva@milenio.com
El Subjefe Diego y el Estado fallido
Política cero
Jairo Calixto Albarrán
Si una palabra define los últimos 20 años del México contemporáneo ésa es secuestro. Ahí se concentran todos los medios y los miedos. Del Mochaorejas a Caletri y Los Zetas, de Fernando Martí a la hija de Nelson Vargas, pasando por decenas de víctimas anónimas desprovistas de glamour e influencia, el plagio es un negocio de millones de dólares, fuente de empleos y de movilidad social que ningún gobierno y ninguna procuraduría ha podido combatir más allá del triste espectáculo mediático de la seguridad convertida en moneda de cambio de los intereses políticos de los partidos en turno.
Hasta ahora ningún alto funcionario relacionado con la seguridad ha reconocido su incapacidad para aplicarle un alto a la impunidad ni ha renunciado al cargo ante la evidencia de su ineficacia. Antes muertos que caer en el error de quedarse fuera del presupuesto.
Es por eso que la desaparición de Diego Fernández de Cevallos, ocurrida en un ambiente propicio para la comisión de cualquier canalla en México, no es extraña. Incluso, dados los últimos sucesos: el asesinato de un candidato panista, las amenazas de aspirantes perredistas, los balazos a un convoy priista, 23 mil muertos en la narcoguerra, de los cuales 4 mil son niños transformados en alimento para los daños colaterales, era de esperarse. Una figura pública de la polémica talla del Subjefe Diego tenía que formar parte de las estadísticas negras para confirmar lo que ya se sabe: que esto es un desmadre. Lo que sí es curioso es que hasta el día de ayer, la PGR hablaba de la desaparición y no del secuestro, levantón o plagio de Fernández de Cevallos. Además del imperio del crimen organizado, lo que sigue es el imperio del eufemismo.
Como si no fuera suficiente con el maquillaje de cifras y el aburrido discurso de que la violencia en México es producto fundamentalmente de la percepción negativa de los antipatriotas, todavía tenemos que soplarnos que en el caso del poderoso ex senador se recurra a un lenguaje edulcorado y cursi que, para mala suerte de las autoridades policiacas, no cambia un ápice la realidad.
Tuvo que ser el presidente Zapatero el que hablara del plagio de Fernández de Cevallos.
Ni siquiera, al momento de escribir estas líneas, la PGR había aceptado que lo del Subjefe Diego podía seguir líneas de investigación que estuvieran relacionadas con su condición favorita, además de la acumulación de enemigos: ajonjolí de todos los complós.
Cualquier duda que hubiera sobre la firmeza de un Estado fallido se ha disipado del todo. Lo que sigue es la supervivencia.
Diego: inteligencia y fuerza de carácter
El asalto a la razón
Carlos Marín
En lo que se produce la deseable llamada en que sus probables raptores digan sus pretensiones para liberar al Diego vivito y coleando de siempre, vale resaltar que tal vez únicamente el asesinato de Luis Donaldo Colosio rebase la importancia de la “desaparición” de Fernández de Cevallos en la historia moderna de México.
A diferencia de Juan Jesús Posadas Ocampo y José Francisco Ruiz Massieu, e inclusive del propio Colosio, el ex candidato presidencial del PAN jugó un papel decisivo en el actual proceso nacional de transición. ¿Secuestro?: ni el del gobernador electo de Guerrero, Rubén Figueroa, estremeció tanto al país.
Como Federico Berrueto recordó ayer en esta página, se trata de: “Diego, personaje de época. La polémica sobre su persona, vínculos y entorno no le hace justicia. El PAN y el país le deben mucho; la desmemoria interesada y la polarización ofuscan el juicio y el entendimiento sobre su contribución al proceso democrático y a la transformación del país (…). De Diego la expresión aquella de que la muerte se lleva bajo las pestañas, por lo que, decía, no hay tiempo para pendejadas. Hace 15 años su Némesis eran Vicente Fox y el subcomandante Marcos, después AMLO. Zedillo no le merecía simpatía, pero Diego fue el primer candidato presidencial no favorecido en reconocer el resultado adverso (…). Diego, un personaje que sin miedos ni complejos ha vivido con intensidad cada momento de su vida; la muerte la llevamos bajo las pestañas…”.
Hace dos meses (16 de marzo) cumplió 68 años, de modo que hace 42, en el hirviente 1968, tenía 26 y era el líder juvenil del PAN cuando estuvo entre quizá unos 20 mil manifestantes que acudieron al mitin (20 de agosto) frente a la Rectoría (Ciudad Universitaria), escuchando las arengas de Heberto Castillo, Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca y Eli de Gortari), tras lo cual anticipaba ya que el recién nacido Movimiento Estudiantil “… ha roto uno de los tabúes de México: el presidencialismo”.
¿Y qué tal su comportamiento dos días después de la matanza de Tlatelolco, cuando en la Cámara de Diputados el priista Víctor Manzanilla Shaffer (premiado luego con la gubernatura de Yucatán) dijo que “… preferimos ver los tanques de nuestro Ejército salvaguardando nuestras instituciones que los tanques extranjeros salvaguardando sus intereses”, y de que el PRI mayoriteara la babosada de que “… el régimen no podía ni debía permanecer indiferente o hacerse sordo al clamor popular de que se mantuviera el orden público (…); ante la subversión no procede la tolerancia sino la más firme energía (contra) quienes tratan de dañar los grandes intereses del pueblo mexicano”?: Diego entonces, que había seguido la sesión desde la galería del recinto, de plano se agarró a puñetazos con uno de los más entusiastas aplaudidores (Ricardo Regalado, oficial mayor del PRI) de Gustavo Díaz Ordaz.
Inteligencia y fuerza de carácter son quizá los principales atributos del Jefe Diego, por desgracia escasos en una clase política mayoritariamente mediocre.
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El comentario que hace Jairo en el sentido que ahora debía un personaje del calibre de Diego Fernandez estar del lado de las "Bajas Colaterales" -aunque por supuesto que debe estar
ResponderEliminarechandose unas vacaciones en las Islas Caiman o algo por el estilo, ojalá así sea- me parece lo mas logico; Así los medios difunden que "LOS POLITICOS POLEMICOS, PODEROSOS y MUY FAMOSOS TAMBIEN LLORAN" LA NUEVA ESTRATEGIA: TELENOVELAS DOCUMENTIROTAS