lunes, 23 de noviembre de 2009

Populismo Penal y mano dura. Francisco Gómez Maza


ANÁLISIS A FONDO: POPULISMO PENAL Y MANO DURA
23-11.09 (PARA LAS EDICIONES DEL MARTES 24 DE NOVIEMBRE)
FRANCISCO GÓMEZ MAZA


· ¿Duros con el delito? Pero la impunidad crece
· La desesperación desemboca en el fascismo
Dura lex, se lex, dicen los juristas, sin miramientos, cuando todo el mundo sabe que la ley se dicta para protección de los poderosos y para expropiación de los débiles. De acuerdo con un reporte de la agencia de noticias ANSA Latina, la "mano dura" contra la delincuencia se ha convertido en uno de los ejes de las campañas políticas en América Latina y el Caribe, pero también en el discurso ciudadano que busca respuestas simples a su cada vez mayor sensación de inseguridad. "El delito es uno de los problemas más relevantes para la sociedad actual", lo que tiene no sólo impacto social, económico y cultural sino también implicancias políticas, de acuerdo con un estudio de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, titulado "¿Duros con el delito? Populismo e Inseguridad en América Latina".


En la región latinoamericana y caribeña, la emergencia de la problemática y su importancia en la agenda pública ha tornado irrenunciable la generación de propuestas de solución por parte de los gobiernos. Empero, "el grueso de las propuestas políticas tiene como eje el fortalecimiento del accionar policial, el aumento de castigos, la disminución de la edad de imputabilidad penal", de acuerdo con las valoraciones de quienes realizaron el estudio citado. El documento asevera que hay una demanda social por más castigo basada en la percepción de que los delitos están aumentando y que "la impunidad crece, sumado a la sensación de que el orden social está siendo amenazado y que no hay castigo frente a estas acciones".


Surge así, según el estudio, el llamado "populismo penal" que en América Latina se expresa en el incremento del presupuesto de seguridad pública. Raúl Zepeda Gil, estudiante de Ciencia Política en la UNAM, manifiesta un dato que preocupa en demasía. La Encuesta de victimización y eficacia institucional del CIDE revela que el 40% de los mexicanos aceptaría la violación de Derechos Humanos para imponer seguridad y reprimir a los criminales. Carlos Loret de Mola no se equivoca al afirmar que nos estamos tornando en fascistas por el clima de inseguridad y saboteo contra nuestros derechos, así nos dice Loret: Nuestra desesperación nos está volviendo fascistas. Y no hay escenario más cómodo para cualquier gobierno de cualquier pensamiento ideológico que una ciudadanía que por decisión propia cierra los ojos ante los abusos y atropellos que se hacen por “motivos de Estado”, sean frenar al narco, contener el secuestro o ganar una guerra en Asia.


Debo decir en dos sentido que es culpa del gobierno calderonista y de los propios medios de comunicación al hacer que los mexicanos comiencen a tener estos juicios tan tremendos. Calderón no habla de justicia, inteligencia, ni de prevención para combatir el crimen organizado; sólo sugiere mano dura, policías y represión. En búsqueda de obtener popularidad a través de medidas represivas que no son eficientes (definición del populismo penal). Calderón ha llevado esta “solución” al extremo, la última reforma de justicia que fue mixta, no solo incluyo el nuevo sistema de juicios orales, también incluyo ese delito llamado secuestro con nombre de arraigo como facultad policial en nuestra constitución. No es extraño que el clima de zozobra que ha creado comience a crear venganza social en lugar de justicia social.


Ahora bien, quiero tratar lo de medios con exactitud, no reduzco en ningún sentido los indicies de delincuencia o los problemas de la misma, pero ello no significa que los medios tengan que aterrorizarnos. Cuando se muestra una cantidad inmensa de noticias de nota roja, la gente se alarma; se muestran asesinatos en masa, incautaciones de droga y demás, pero les diré con sinceridad estadística, ¿creen ustedes ser algún día víctimas de ese crimen organizado? La cifra de ejecuciones del año pasado llego a 3,000 ejecutados (aproximadamente). ¿Qué significa eso en una sociedad de 103 millones de personas? No llega ni al 1% de la población. Es extrañísimo que lleguemos a ser víctimas de esa violencia. No digo en ningún parámetro que los mexicanos no seamos victimas del crimen. Lo que quiero decir es que no hay razones para entrar en pánico y menos buscar violencia para justificar la falta de justicia; la justicia debe ser la exigencia.

Ahora, el 75% de la población, según Consulta Mitofsky, pide la arcaica y vengativa pena de muerte; sólo se nos dice que con penas se vence al crimen. Para tomar decisiones hay que hacer políticas reales y coherentes, incluso aunque sean antipopulares. El miedo es la herramienta más poderosa para violar derechos humanos. El Partido “Verde Ecologista” se aprovecha del miedo, Calderón lo usa, Enrique Peña lo usa. Lo usan para quitarnos eso que todos merecemos, los Derechos Humanos, tal vez la ultima de nuestras murallas de defensa contra el Estado.


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