Según Henry Bergson, el tiempo sólo puede tener significado a partir del movimiento, pues si existiera un solo segundo de universal estatismo, el tiempo perdería de inmediato su razón de ser, o al menos esa que solemos achacarle. Además, con el tiempo viene la duración, ese lapso en el que algo consigue tener percepciones sensibles hasta que finalmente regresa al interminable reciclaje de la materia inanimada. Es por ello que la eternidad resulta tan difícil de concebir para nuestras imperfectas imaginaciones humanas, pues al carecer de principio y fin, puede representar un ejemplo asaz terrorífico del estatismo, y de ahí las más alocadas teorías acerca del “principio y fin” del universo, como la muy conocida del Big Bang, que si acaso alguien me pregunta, está tanto o más fumada que pensar en la idea de un Creador.
No trato de generar polémicas inútiles con respecto a la religión o la ciencia, sino que hoy, al despertar con este nuevo ciclo encima de mi cabeza, recordé ciertos momentos que han sido de mucha o nula trascendencia en mi vida, cosas que he dejado pasar, felicitándome o arrepintiéndome después, o algunas otras que agarré al vuelo, si se me permite semejante expresión. Los amores que he podido padecer y disfrutar, y aquellos otros que miro como si por siempre me separara de ellos un grueso cristal ciego, como esos un tanto narcisistas que no permiten mirar hacia afuera. Pienso en lo que nunca lograré, más que nada por no despertarme un interés real, y en los sueños que, gracias a una necedad que fácilmente se confunde con la voluntad, he conseguido con rabiosa satisfacción. En fin, pienso que en la duración que ha tenido mi vida hasta el momento puedo sonreír, a veces hasta la carcajada, con varios episodios, y con otros se me taponea la garganta al punto de convertir mis ojos en temblorosos pozos de agua.
Hoy por la mañana puse a todo volumen Time de Pink Floyd (por supuesto la canté a grito pelado), y creo que nunca había sentido con tanta intensidad las estrofas de esta rolita, pese a que desde hace bastantes años es una de mis favoritas de todos los tiempos. The sun is the same in a relative way but you're older… dice en algún momento Roger Waters, y con semejante frase veo que los sueños no cumplidos están en ese punto en el que consiguen amargar a ciertas personas o las instalan definitivamente en la conformidad.
¿Qué podría seguir en adelante? ¿La mediocridad? ¿El despegue definitivo de ese destino que desde hace tiempo acaricio con manos, por decirlo así, crispadas? Y de ser así, ¿hasta cuándo durará? ¿Tendrán realmente algún sentido estos instantes que tarde o temprano se perderán como gotas en el mar? Mejor dejo ahí las preguntas, antes de dejarme llevar nuevamente por las vanas posibilidades que aún se vislumbran en este camino…
* Imagen: La persistencia de la memoria, de Salvador Dalí (1931)
Publicado en el blog del Rey Mono: http://www.victorsampayo.blogspot.com/
miércoles, 30 de diciembre de 2009
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