jueves, 10 de diciembre de 2009

¿PODEMOS FESTEJAR LOS DERECHOS HUMANOS? - Francisco Gómez Maza

· Celebran los derechos humanos, mientras los violan

· Duele que muchas mujeres no tengan derecho a la vida

 
La Asamblea General de las Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1948, aprobó y proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la cual establece el respeto a los derechos humanos y a la dignidad de la persona humana, ya que “son los fundamentos para la libertad, justicia y paz en el mundo". Todos los países tomaron la firme decisión de crear un código moral, ético y sobre todo jurídico que amparara lo que desde la Revolución Francesa se reconocía como los derechos inalienables del hombre. Desde su aprobación en 1948, la Declaración ha sido y sigue siendo una fuente de inspiración de los esfuerzos nacionales e internacionales para promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales. Sin embargo, los derechos de los hombres, las mujeres, los ancianos, los niños y las niñas son violados por poderes institucionales y fácticos cuantas veces les da la gana. El más reciente caso es el asesinato del líder ecologista Mariano Abarca Roblero, activista y miembro de la REMA (Red Mexicana Antiminería). La Asamblea General, en 1950, invitó a todos los Estados miembros de las Naciones Unidas a que observaran el 10 de diciembre de cada año, como Día de los Derechos Humanos, a través de su resolución 423(V), con el fin de fortalecer su reconocimiento, además de promover el trabajo conjunto entre los Gobiernos, Organismos Internacionales y las Organizaciones No Gubernamentales para contribuir a la inclusión de una cultura de respeto por los Derechos Humanos en la conciencia de la humanidad. Sin embargo, se criminaliza a las organizaciones de la sociedad civil que se constituyen defensoras de tales derechos humanos. Otro ejemplo es la persecución y amedrentamientos a los dirigentes del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas.
El 10 de diciembre de 2007, el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, inició una campaña de un año de duración, en la que todas las partes del sistema de las Naciones Unidas contribuyen a los preparativos del 60º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos que se celebrará el Día de los Derechos Humanos en 2008. La Declaración es universal, duradera y dinámica, y nos atañe a todos. Es el deber de todos garantizar que los derechos humanos se hagan efectivos, para todos, en el mundo entero. El sufrimiento y los abusos golpean primero a los más vulnerables. Con frecuencia, ellos son los que también necesitan estar informados de la existencia de esta Declaración. Los más afortunados de nosotros, quienes no hemos sufrido los efectos más negativos de los desastres, la pobreza o la inestabilidad, no podemos hacer caso omiso de estos retos. El efecto en cadena de los abusos y la indiferencia puede llegar a propagarse por todo el planeta. ¿Puede? Está propagado. No se respeta el derecho humano de la vida. Ahí están las guerras de Irak y Afganistán, en donde se masacra a los más desprotegidos, con el pretexto de acabar con “terroristas”, cuando los verdaderos terroristas están en la Casa Blanca, en el Pentágono y en las agencias de espionaje y persecución del imperio estadounidense. Sólo basta echarle una mirada a Guantánamo, en donde los presos son maltratados como animales salvajes, como si fueran depredadores que hay que castigar para que aprendan.

El ejercicio de todos los derechos humanos - sociales, económicos y culturales, así como los derechos civiles y políticos – se ve obstaculizado por la discriminación. Con suma frecuencia, cuando tienen que ocuparse de los prejuicios y la discriminación, los dirigentes políticos, los gobiernos y los ciudadanos de a pie guardan silencio o muestran complacencia. Ahí están las acciones perversas, diabólicas contra mujeres, y el caso paradigmático son los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, aunque en otras partes de México y el mundo haya más asesinatos de mujeres que en esa ciudad chihuahuense, icono de la violencia, la sangre y la muerte, en donde han sido asesinados poco menos de dos millares de personas, en la guerra contra el narco, y "Los feminicidios en Ciudad Juárez" y "las muertas de Juárez" son dos expresiones que hace referencia a la suma de homicidios y asesinatos de mujeres, por lo general de mujeres jóvenes y pobres a las que se les tortura antes de matarlas. Por parte de la población se ha acusado de pasividad a las autoridades, puesto que en muchos casos no se ha esclarecido la responsabilidad de dichos delitos. Algunos informes refieren poco más de un millar casos en 14 años, si bien los datos varían según las fuentes. Pese a todo, estarían por encima del índice de criminalidad de una ciudad de características comparables (en el último censo del año 2000, Ciudad Juárez tenía aproximadamente 1.3 millones de habitantes. Sin embargo, un gran porcentaje son inmigrantes no contabilizados de México y Centroamérica, por lo que se calcula que la población debía estar alrededor de 4,0 millones en 2007).
La cifra más reciente indica que son 388 las mujeres y niñas asesinadas en lo que va del 2009, según los informes recibidos por parte de los medios de telecomunicación y prensa extranjera. Al mismo tiempo que hay gran controversia sobre las cifras reales, se discute el propio concepto de feminicidio, pues algunos autores manifiestan que dicho concepto sería mucho más amplio que el de homicidio o asesinato y comprendería además la dejación de perseguir la violencia contra las mujeres por parte de las autoridades. Entre el 27 y el 30 de abril de 2009, se celebró un juicio en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el que se sentó en el banquillo de los acusados al Estado de México. La sentencia lo responsabilizó de la muerte de ocho mujeres “por falta de una investigación adecuada”. Y de las otras violaciones, qué decir. Que continúan. Para qué meternos en honduras.

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